Consiste en aplicar un golpe de frío a la carne con Nitrógeno a -196º grados. El congelado muy rápido del producto permite que los cristales de agua no alcancen a expandirse, y no destruyan las fibras internas de la carne (al contrario de la congelación “normal”).
El resultado es una carne que mantiene las características de la carne fresca, sin perder jugo y conservando el color, textura, olor y sabor, pero con las facilidades de manejo y almacenaje de la carne congelada.
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